Hace 93 días, millones de chilenas y chilenos nos lanzamos a las calles para exigir dignidad, respeto y justicia. Cansados de décadas de abusos y de gobiernos que mantuvieron las enormes desigualdades e injusticias de la dictadura, dijimos basta, y nos pusimos en movimiento. Salimos a luchar por detener las alzas de transporte público, por pensiones dignas y No Más AFP´s, por salarios justos, educación gratuita y de calidad, por terminar con las zonas de sacrificio, por recuperar el agua para nuestras comunidades, por nuestros derechos como mujeres, por el reconocimiento pleno de los pueblos originarios, por los derechos de las disidencias sexuales, por vivienda y salud dignas para todos y todas, por terminar con la corrupción y el abuso. Por el respeto a la diversidad, contra el agobio de las deudas, por el acceso al arte y la cultura, contra la mentira y el engaño mediático, en fin, por nuestra dignidad.
Así, a lo largo de todo Chile, en las calles de pueblos y ciudades, como nunca antes en la historia de nuestra patria, nos unimos y juntamos nuestras esperanzas y anhelos. Fuimos millones en los cacerolazos, en las marchas, en las poblaciones, en las protestas, en las huelgas y paros. Nos reconocimos como pueblo. Despertamos y nos echamos a andar.
En este andar, concluimos que todas nuestras causas y luchas tenían un desafío común: cambiar el modelo político, económico, social y cultural heredado de la dictadura, que en estos años de democracia restringida no ha hecho más que empobrecernos y vulnerarnos como personas. Modelo que explota a las y los trabajadores, humilla a las mujeres, devasta el medioambiente, oprime a la juventud, abandona a las regiones, olvida a los pueblos originarios, margina a los niños y empobrece a nuestros viejos.
Nos rebelamos contra este modelo. Y esas rebeldías se unieron en una causa que a todas nos convoca: conquistar una Asamblea Constituyente Soberana para crear una Nueva Constitución . Una que exprese nuestras esperanzas. Que garantice nuestros derechos sociales, económicos, políticos y culturales. Que haga de Chile un país plurinacional y feminista, democrático y libertario, ecologista y soberano. Una Nueva Constitución que promueva un modelo de desarrollo sustentable, solidario, regionalista, comunitario, democrático, participativo, que garantice el buen vivir para todas y todos.
Esa marcha y esa esperanza intentaron ser truncadas no solo con brutal represión, sino también con el acuerdo “por la paz” firmado por partidos políticos, varios de ellos responsables de años de abusos. Acuerdo firmado de madrugada, entre cuatro paredes y de espaldas a la ciudadanía, intentando frenar nuestras demandas por cambios estructurales e imponernos nuevamente un pacto cupular para que nada de fondo cambie. Así, nos impusieron un acuerdo con el mismo quórum de 2/3 que históricamente han usado para mantener el poder de veto de una minoría ante cualquier cambio que se hubiese querido hacer en materia de pensiones, educación, salud, propiedad de recursos naturales y tantos otros temas en que no se ha podido avanzar en estos 30 años del retorno a la democracia. Un acuerdo, donde ni siquiera contemplaron mecanismos democráticos ciudadanos para resolver las diferencias donde no se logre dicho quórum, entregando al Congreso el poder de definición. Un acuerdo donde hay temas vetados de manera previa y se reproduce un sistema electoral restringido para impedir la representación de la diversidad que somos y la expresión de los millones que nos levantamos. Ni siquiera han garantizado mínimos democráticos como la paridad de género en delegadas electas, los escaños reservados para los pueblos originarios, la participación en igualdad de condiciones de independientes y la posibilidad de que dirigentes sociales y sindicales sean candidatos sin restricciones. En suma, un acuerdo para mantener todo bajo su control.
Por otra parte, a tres meses del levantamiento popular, la violación a los derechos humanos por agentes del Estado se ha vuelto una práctica sistemática, condenada por diversos organismos internacionales. Nuestros compatriotas muertos, las mutiladas, los que perdieron sus ojos, las presas por luchar, los torturados, las violadas, siguen esperando justicia. La represión y la violación a los derechos humanos por parte del gobierno deben cesar hoy, y nunca deben ser olvidados ni acallados.
A pesar de la represión y los acuerdos cupulares excluyentes, nuestra esperanza y decisión de cambio sigue intacta, nuestra dignidad es más grande y nuestros anhelos más fuertes. Tenemos la convicción de que el pueblo movilizado debe disputar todos y cada uno de los espacios que ha conquistado.
Es por ello que participaremos en el plebiscito de abril y lo convertiremos en una etapa más de la lucha por una Asamblea Constituyente libre, plurinacional, feminista, regionalista y soberana . Para conquistar una Nueva Constitución que haga de la salud, la vivienda y la educación, derechos constitucionales garantizados. Donde los servicios públicos sean de calidad y prioritarios en inversión, pues son el espacio común para todas y todos los ciudadanos de nuestra patria. Donde la naturaleza sea sujeto de derechos. Que garantice la vida de todos en un medioambiente libre de contaminación, sin zonas de sacrificio. Que instale un sistema político de amplia participación democrática y directa, en que la ciudadanía sea protagonista. Donde se garantice el trabajo digno, el salario justo y pensiones dignas para nuestros jubilados. Donde se promueva un modelo económico basado en el comercio justo, sin abusos y que garantice una economía solidaria, respetuosa e igualitaria entre los actores económicos del país y las comunidades. Que recupere los recursos naturales para el provecho de todos. Que haga de Chile un país plurinacional con respeto a la autodeterminación de los pueblos originarios, restituyendo su territorio usurpado. Que vuelva a hacer del agua un bien común. Que conquiste por fin la igualdad entre hombres y mujeres. Que garantice el reconocimiento constitucional de los derechos de las personas en situación de discapacidad. Que dé plenos derechos a la diversidad y disidencia sexual. Una Nueva Constitución que promueva un modelo político, económico y social que supere el neoliberalismo. Una Nueva Constitución que funde un Chile Nuevo, un Chile Digno.
Los acá convocados, parte de esos millones de chilenas y chilenos que nos levantamos para cambiar nuestro país, hacemos un llamado a votar APRUEBO la Nueva Constitución, a votar por Convención Constitucional cien por ciento electa por el pueblo, y a marcar este voto con la sigla AC (Asamblea Constituyente), para dejar claro que seguimos trabajando por una Asamblea Constituyente Plurinacional y Soberana. Como comando Chile Digno nos organizaremos con una red de apoderados en todo Chile para garantizar el recuento de estos votos.
Invitamos a todas las organizaciones sociales, políticas, cabildos, asambleas territoriales y los Nütramkawün que coincidan con los planteamientos acá expuestos, a recorrer este camino juntos y enfrentar los desafíos futuros con unidad y coordinación. Por sobre todo, convocamos a no dejar la lucha. A que en cada rincón de Chile la esperanza siga viva. A no dejar la calle y la movilización. A ser más y ser más fuertes. A estar más organizados. Porque queremos un Chile Digno donde valga la pena vivir, para todos y todas.
Comando Chile Digno
Domingo 19 de enero 2020
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