La Vía Popular y de los Pueblos a la Constituyente Social a Diez Años de su Creación

Por: Ignacio Muñoz Cristi | Científico Social / Militante MPL-FENAPO-Igualdad.

 

En la vida cotidiana el fin no justifica los medios, sino que los especifica, determina lo que es posible y lo que no. De tal modo, el horizonte de liberación del Movimiento de Pobladorxs en Lucha (MPL) y de la Federación Nacional de Pobladorxs (FENAPO) le han impuesto unos medios particulares a ellos y, al Partido Igualdad, herramienta de los movimientos sociales, de la que MPL y FENAPO son parte.  Tales medios, buscan el fin de posibilitar, a todos los niveles: la autonomía y democracia, la equidad y el bienestar popular integral, en el trasfondo de la generación de un nuevo modo de habitar humano.  Para ello, la estrategia general implica simultáneamente combatir y construir poder popular constituyente luchando, como marca la consigna: “contra el Estado, sin el Estado y desde el Estado”. Simultáneamente, estas organizaciones crearon otra plataforma aún más amplia en sus posibilidades de integración de las y los diversos sujetos en lucha contra el sistema, a la que llamaron: La Vía Popular y de los Pueblos a la Constituyente Social. Acerquémonos a esto en dos pasos, primero veamos algo sobre estos movimientos, comunidades y organizaciones populares que viven y piensan lo constituyente no como proceso jurídico sino, como proceso de prefiguración del hábitat. Luego, presentaré elementos básicos sobre La Vía, su historia y sus implicancias  político estratégicas para el Chile posterior a la revuelta popular, octubre rojo de 2019 también conocido como 18/O.

 

Igualdad nace para ser la herramienta de los movimientos sociales en general, no solo de pobladores, pero es desde la matriz de las luchas pobladoras desde donde es creado el partido-herramienta. Este hecho, en la historia de las luchas populares en Chile, es único, y ocurrió por primera vez siendo encarnado por las y los integrantes de la FENAPO. Un rasgo fundacional de Igualdad que surge de la matriz pobladora, es que la autonomía comunitaria-territorial es puesta al centro del proyecto de liberación, y que los procesos de prefiguración del hábitat son entendidos como procesos constituyentes de facto.

 

El MPL, la FENAPO e Igualdad, hablan de y hablan a, la clase trabajadora, pero también hablan de y a los pueblos y hablan de y a las y los pobladores, entendiendo que se trata de tres dimensiones de un mismo sujeto, el sujeto popular. Sin embargo respondiendo a la pretensión de excepcionalísimo proletario como único sujeto de la revolución del que hace gala la vieja izquierda, los movimientos congregados en la FENAPO enfatizan que la del poblador y la pobladora es una condición de existencia, a diferencia de la del trabajador/a, que deja de serlo cuando lo echan, o nunca lo ha sido formalmente cuando es ama de casa, y que después de ir a su empleo, donde quiera que quede, el trabajador y la trabajadora vuelven siempre a su territorio, donde nacieron, crecieron y se educaron en la convivencia social. Esto queda reflejado en el Comunicado # 1 del MPL (del 18/07/2006):

la lucha por la vivienda queda incompleta si no es acompañada de la lucha por el trabajo digno, la educación digna, la salud digna, etc. (…) El MPL sumará a los sin casa de otras comunas, deudores habitacionales, estudiantes, sindicatos y a todas las organizaciones de la clase trabajadora de la patria que quieran luchar por sus demandas, como si fueran nudillos de un solo puño. (…) Y levantando la organización en todas las comunas donde un sin casa, un obrero, un estudiante, es decir, un poblador, quiera luchar.”

Tanto el pragmatismo político como el horizonte de liberación del MPL, la FENAPO e Igualdad, impone el despliegue de una perspectiva transectorial, en la que lo central, es establecer estrategias para la libre asociación de las y los pueblos, comunidades y trabajadoras/es, de un modo capaz de articular el conjunto de las luchas populares. Guillermo González, militante del MPL y presidente de Igualdad lo plantea así:

“Yo pienso que cuando uno se instala desde el punto de vista de la discusión de si el poblador o el trabajador es el sujeto de cambio, me parece que cae en una discusión semántica, porque a las finales esta es la pelea de los oprimidos del mundo, y tú puedes ser oprimido en tu casa por el patriarcado, u oprimido en la empresa por el pensamiento burgués que igual es patriarcal y capitalista (…)existen relaciones de dominación más allá de si eres trabajador o no, que es una visión súper cuadradamente marxista.”

 

Antes de crear el partido Igualdad en 2009 hubo dos intentos previos de construir una herramienta partidaria transectorial con diversos sectores anticapitalistas, con el fin de organizar una fuerza sociopolítica, pero ambas veces fracasó dada la preminencia del abstencionismo y del sectarismo. Se trató primero del partido Solidaridad, Organización y Lucha (SOL), y después, el Movimiento de los Pueblos Trabajadores (MPT). A pesar de ello, después de creada la herramienta, tanto el MPL, la FENAPO como las organizaciones de Igualdad, hasta el día de hoy insisten en convocar a todos los actores en lucha a diversos campos de convergencia: los que luchan sólo contra y sin el Estado, los que luchan sólo desde el Estado, y los que luchan contra, sin y desde el Estado. Esto por que ninguno de los sectores podrá vencer por si solo al enemigo: los ricos y los malos gobiernos.

 

Ejemplo de esta lógica transectorial ha sido el intento de articular la Vía Popular de los Pueblos a la Constituyente Social desde el 2011, y en dos ocasiones la articulación del Encuentro de las y los que Luchan (2015), de los cuales el segundo, en 2018, logró levantar la Corriente Anticapitalista que articula los tres tipos de agencia. Independiente de los resultados concretos logrados hasta ahora -evidentemente insuficientes- la visión del MPL-FENAPO-Igualdad implica insistir en esta perspectiva y praxis de unidad transectorial de las luchas. Algo que además se expresa en el apoyo permanente a las luchas indígenas, feministas, estudiantiles y todas aquellas genuinamente populares y antisistémicas.

 

En contraste, a la moderación claudicante de las fuerzas de centro izquierda se le suma una visión política estrecha, centrada en el parlamentarismo y con un escaso o nulo trabajo territorial de base. Algo diametralmente opuesto al proyecto de política de liberación de la FENAPO e Igualdad, desde el cual lo central es el trabajo de base autogestionario en los territorios. Pero todos los objetivos autonómicos y todas las demandas sociales, políticas y económicas populares se pueden lograr, como explica Guillermo:

Luchando sin el Estado y desde el, como lo hacemos nosotros, no es la una o la otra, es la una, la otra y la otra, (es decir, también) la lucha contra el Estado. El que reniega de la lucha desde el Estrado ve solo el peligro y no la oportunidad, y es fácil renegar del peligro, te lo sacaste de encima y tienes un atado menos, pero eso le hace más favor a la burguesía que daño. Y por mientras (que no llegamos al Estado) hay que seguir haciendo lo mismo pero sin el Estado, nosotros no vamos a esperar llegar al poder, que es de hecho la concepción burguesa de los sectores que están dentro del Frente Amplio, que plantean que la política se hace en la “cancha grande” de los espacios de poder burgués, como el parlamento y el gobierno, y desvalorizan el trabajo del dirigente popular, que es el importante, donde está la verdadera cancha grande, y que trabaja sin recursos, si no tiene plata trabaja igual. Claro esos otros cabros se plantean ser diputados y van a ganar seis millones de pesos, en cambio los dirigentes (populares) saben que en términos materiales en su apuesta pueden perder más de lo que van a ganar, pero lo hacen igual.”

 

No obstante, establecer esta praxis sociopolítica ha sido, hasta ahora, un proceso duro, lento y solitario, en parte por el bajo nivel de involucración sociopolítica que había hasta el 18/O, en parte por que esta estrategia parecía para muchos un desacierto o una locura. Desde un extremo se la tachaba de amarilla por luchar “desde”, y por otro de extremista por luchar “contra”[1].

 

Pero las y los pobladores, que en su diversidad constituyen las grandes mayorías del país, le han ido encontrando sentido progresivamente a esta estrategia, pues se funda no en una teoría sino, por un lado, en la constatación de las duras realidades del territorio periférico colonial que constituyen su cotidianidad. Por otro lado, se funda en los mecanismos que lenta, pero efectivamente, han ido mostrando que pueden transformar a aquella. El sentido final de esta estrategia de liberación sociopolítica se funda en que responde a los propósitos reivindicativos de las y los pobladores tanto como a los propósitos de transformación antisisitémica de la militancia.

 

Este proyecto de liberación popular se da en la evaluación y construcción permanente de alternativas históricas viables para la realización de un habitar humano de tipo no capitalista, vale decir, no centrado en la acumulación incesante de capital,  de tipo no patriarcal, es decir, no centrado en las relaciones de dominación, apropiación y control de unos por otros y especialmente de las mujeres por los hombres, y de tipo no colonial, o sea, no centrado en jerarquías raciales que organicen la división mundial del trabajo y las relaciones institucionales e interpersonales, y que impongan la perspectiva moderna occidental a costa del pensamiento de todos los pueblos de la periferia global.

 

La cristalización de este proyecto político de liberación implica, como señala Lautaro Guanca, militante MPL-FENAPO-Igualdad, la creación de una Constituyente Social (contra); una Mesa Social (sin); y un Área Social (desde):

“Son tres áreas: es un área de la estructura política del país, del sistema de gobierno y el modelo democrático propiamente tal; en segundo lugar, está la forma de relacionar el movimiento social y el Estado; y en tercer lugar, la materialidad de las demandas, lo concreto, lo que se disputa, lo que está en pugna. En primer lugar, esta interpelación a la estructuralidad del sistema político y económico, tiene que ver con lo que nosotros le llamamos constituyente social (…) como un cambio estructural y estructurante de una nueva sociedad, la creación de instituciones sociales, revolucionarias… y en segundo lugar, es la relación más política, lo que dices tú, cómo el movimiento de pobladores ha logrado tener esta habilidad y audacia para relacionarse con el poder político, con el poder económico, los simples, los nadie, que son las niñas, los indígenas, los pobres. Claro, esa es la mesa social. Y el tercer ámbito tiene que ver con el área social, con lo que está en disputa: la materialidad, el metro cuadrado, el ladrillo, el permiso, el comodato, el terreno, son formas más materiales que evidencian la conquista o el elemento del deseo, lo que hay detrás de esta causa por transformar la institucionalidad, por establecer un diálogo distinto con el poder, es finalmente una conquista económica, una relación de plusvalía (…) es el área pública, ya no es sólo la política pública sino que estás discutiendo aquí el completo mecanismo de la materialización de esa política pública.”

 

Desde la perspectiva de la militancia y de sus coaliciones de alianza popular, todas las fuerzas populares congregadas, están luchando por expandir de facto el Área Social que arrebatan al mercado y al Estado, la cual se expresa en el conjunto de conquistas populares de vivienda, ciudad, educación, salud, trabajo, etc. En el camino del control social de todos los bienes comunes de un modo asambleario. La Mesa Social se activó con ocasión del Acampe de la FENAPO en el Mapocho (2014), en que participaron diversos actores colectivos, como movimientos estudiantiles, sindicatos y organizaciones culturales y políticas de diversa clase, junto por su puesto a las y los pobladores federados. La Mesa Social llama, no a solidarizar sino, a unir las luchas y crear un consenso popular con dialogo e involucramiento mutuo, el cual se defiende en la Mesa y en la calle, sin el Estado. Finalmente, la Constituyente Social es el llamado a instaurar una vía popular y de los pueblos para la soberana deliberación constituyente, desde abajo, desde todas las asambleas para que, como reza la consigna igualitaria: “Los pueblos manden”.

 

La plataforma de lucha transectorial más amplia del movimiento, a nivel nacional y abriéndose en un rango transversal, ha sido y sigue siendo, la Vía Popular y de los Pueblos a la Constituyente Social. La cual después del 18/O retomó su protagonismo en todos los movimientos y organizaciones conglomerados en Igualdad de cara al actual proceso constituyente en curso. Proceso dual, que actualmente se da por arriba y por abajo de la institucionalidad neoliberal.

 

La política de liberación de FENAPO e Igualdad se expresa en la Vía a través de un sentido y una comprensión de lo constituyente, muy diferente a otras, ya que no se orienta principalmente a la redacción de una nueva carta magna, tampoco comienza ni acaba con la mera realización de una asamblea constituyente, sino que su carácter “social” la orienta a la generación de un proceso a largo plazo (incluso permanente) de articulación territorial, asambleario, comunitario y sectorial capas de reunir a todos los actores en lucha en el largo camino de cambiar la correlación de fuerzas con los poderes establecidos. Ello, partiendo por desatar los procesos autoeducativos y de mutuo reconocimiento de las organizaciones y comunidades desde abajo. Se trata de una concepción no legalista, que entiende que los procesos prefigurativos de producción, reproducción y transformación del hábitat son el fundamento de lo constituyente. Se trata del poder popular constituyente, cuyo accionar es el cotidiano quehacer de asambleas, cooperativas, movimientos y comunidades, las que pueden y requieren ir convergiendo en un proceso integral y plurinacional.

 

Al respecto del proceso constituyente actualmente desatado por las jornadas de protesta plurinacional, Lautaro, comenta sobre la coincidencia de las formas de lucha histórica del MPL-FENAPO-Igualdad y las que ahora se están desplegando:

“Las causas y las formas de lucha que nosotros aportamos al proceso de liberación hoy día se dejan ver en el conjunto del pueblo que está en lucha. Hoy día, creo que después de todos estos años, el conjunto de la población nos está dando la razón respecto de todo lo que veníamos haciendo: luchando de forma directa, en las calles, en las tomas, con aliados como los secundarios, las organizaciones territoriales, esa es la pelea correcta. Mi impresión es que ya no se nos ve como los grupos más radicalizados, están afuera tomándose la Alameda”.

 

Sin embargo los movimientos y orgas populares al interior de Igualdad siguen realizando exactamente la misma política, no han cambiado quien cambió, fue Chile. Lautaro continúa:

“Ahora, este despertar de Chile tiene esa característica que asume también como propias formas de lucha muy radicales, muy contestatarias, las que eran parte de lo que veníamos haciendo nosotros como MPL, como FENAPO, como Igualdad. Venimos recorriendo hace 10 años una vía constituyente ancestral, que nosotros llamamos la Vía Popular y de los Pueblos a la Constituyente Social, tal como la que vienen recorriendo todos los pueblos que están luchando, pero que hoy día se están encontrando en una corriente común que entra en pugna abierta con el poder. Ya no son solamente las poblaciones, las pobladoras, pobladores y sus organizaciones de base, sus instrumentos políticos, sus herramientas de pelea, no, ahora es el conjunto del pueblo el que entró en una línea de colisión, de choque con el modelo neoliberal capitalista. Chile fue la cuna del neoliberalismo y también se está convirtiendo en su tumba. Entonces creemos que todo esto es finalmente como una forma paradigmática de lucha de movimientos autogestionados, que es la ayuda del otro, que se expresa por ejemplo en evadir, pero no para ti, sino que para tu papá, para tu mamá, para tu abuela, porque la forma de evasión se empezó a expresar así primero (…).Entonces, lo que hicieron los estudiantes, ¡básicamente niños y niñas! fue trasladarse a este espacio del poder, este símbolo que es el torniquete, pero que era combatible y era vencible… y  se expresó así, abriendo el torniquete para que pasara la gente. Esto despertó mucha simpatía, es igual a la lucha que estábamos dando nosotros, una lucha no por salvarnos a nosotros, una lucha por necesidad, pero que es para todos y todas, para que el pueblo mande y para que nosotros nos autogobernemos (…). La vía popular a la constituyente está haciendo sonar cada vez más fuerte la demanda por una nueva constitución (…). Nosotros hoy día desde nuestro sentir territorial, por el lado de la constituyente decimos,  primero, constituirnos con vivienda y con hábitat, porque creemos que la deliberación nosotros la venimos dando, pero no la venimos dando porque seamos cabilderos, porque nos gusta la asamblea, sino porque necesitamos una casa, necesitamos agua, necesitamos salud, educación, pensiones dignas, igualdad, justicia social, no más represión (es decir todas las condiciones de una habitabilidad digna), es una necesidad y creo que esa necesidad hoy día  es tan apremiante como antes, pero hoy día hay mucha gente que está luchando por eso y de la misma forma como nosotros lo veníamos haciendo, entonces lo lógico es que la forma de constituirnos políticamente sea con un lugar en el territorio, en la sociedad, con espacio de vida digna, de buen vivir, no de vivir mejor que antes o vivir mejor que otros, sino que vivir bien, en armonía para convivir, con la tierra, el medioambiente. Por lo tanto, la constituyente para nosotros hoy día no empieza ni termina en una asamblea, incluso la asamblea constituyente tradicional, sí la mitad allí son burgueses, por lo menos, y en los territorios, las asambleas que estamos viendo no son burguesas, somos nosotros los sin, los nuca, los nadie. Entonces por qué vamos a ir escalando para después delegarle el nuevo poder a constituyentes que no son de nuestra clase. En territorios como Peñalolén, en Valparaíso, en Arica, etc., se puede dar una pugna con el poder político donde el programa de gobierno sea el acuerdo de las asambleas en función de sus metas, de estos conflictos, de estas tensiones y con estos sujetos. Nosotros no queremos prepararnos para un escenario de la toma del poder tradicional (…), no es este Estado el que queremos, es otro Estado. ¿Qué Estado está más cerca de nuestra forma de relación? No es la Moneda, no es el congreso, es la comuna. Es por eso que queremos que sea comuna o nada. Es la comuna la que se establece constituyentemente y toma decisiones. Por ejemplo, crear el 5to sector de Lo Hermida sobre el terreno de las Viñas Cousiño. Casas para los sin casa, eso es constituyente po, no la institucionalidad, se trata de las responsabilidades e instituciones populares, no de la constitución burguesa. La constituyente social es más allá de este Estado, es pese a este Estado, y creo que eso nos permite sortear las elecciones, en cualquier escenario. Lo importante es que haya el poder de base, el poder popular. Este Estado mata mapuches, persigue a los estudiantes, inculpa a los pobladores,  queremos crear otro Estado o más bien, abolir la forma jerarquizada de dominio de clases, dispersando la riqueza en comunas libres, es una matriz ideológica del MPL y la FENAPO, sigue siendo el territorio, no como división administrativa sino como comunidad, la comunidad en el territorio se autogobierna contra el Estado, sin el Estado, pero también desde el Estado, desarrollando formas de lucha social, de autorganización, de autoeducación y también de autogobierno, por ejemplo en la constituyente, que es la asamblea cotidiana, la planificación popular del hábitat, etc.”.

 

Si bien la Vía se venía fraguando lentamente desde al menos el 2009, la primera convocatoria se realizó en agosto del 2011, en el Foro por la Constituyente Social (Santiago), luego en noviembre, se realizó el Congreso de Avance de la Primera Constituyente Social (Valparaíso). En esa instancia, sobre la identidad del proyecto se consignó en el acta que:

“La Vía es un espacio de unidad donde se encuentran sujetos y sujetas de cambio social reivindicando su soberanía sobre este territorio llamado Chile. La Vía representa a los movimientos sociales de una sociedad en movimiento que tomaron como opción la construcción de un poder social desde abajo. La Vía se declara como anticapitalista y su camino será la destrucción de todas aquellas estructuras que producen dominación política, explotación económica y opresión cultural, y la construcción de estadios de equidad que permitan la emancipación colectiva. La Vía se hermana con los distintos proyectos constituyentes que recorren nuestra patria grande, desde la isla rebelde hasta tierra del fuego y solidarizará pueblo a pueblo en el avance liberador de nuestras naciones. Porque América se libera unida.”[2].

 

Entre los hitos más relevantes de la Vía, puede mencionarse: en Arica, también en noviembre del 2011, se convocó la Vía en el Congreso de Pobladores del Norte, y en diciembre, con ocasión del Plebiscito Comunal, en Peñalolén. En Concepción, en enero de 2012 Igualdad hizo un llamado a sumarse a la Vía en el debate que organizó: “Origen del Estado Chile”. En Dichato, durante febrero de 2012, la FENAPO organizó un encuentro pre-constituyente, y en octubre, en el marco de las elecciones municipales, se volvió a convocar, esta vez a nivel nacional.

 

El 5 de junio de 2013, la FENAPO fue a entregarle una carta al historiador Gabriel Salazar, con motivo de invitarlo a participar en la co-creación de un “dispositivo histórico”, que a modo de documento de trabajo sirviera para orientar el proceso de convergencia cívico popular hacia una asamblea constituyente levantada desde abajo. Documento que Salazar aceptó redactar[3]. Posteriormente se realizaron encuentros formativos al respecto[4], de donde fueron surgiendo nuevos/as monitores/as constituyentes que a su vez desataron procesos pedagógicos formales, no formales e informales.

 

En diciembre de 2014, en el Centro Educacional Mariano Egaña, se realiza la “Constituyente Social de Peñalolén”, donde se materializa la síntesis del debate en torno al mencionado “Dispositivo Histórico”, junto con la estrategia y tácticas para trazar el rumbo. Entre los principales acuerdos consignados en el acta están:

“a) Luchar sin el estado: Cada asamblea del movimiento social es constituyente. b) Luchar contra el estado: La ciudadanía y las asambleas populares generarán una práctica destituyente de los órganos de poder de este estado. c) Luchar desde el estado: Crear una nueva constitución e insistir en la iniciativa de formular cuales son nuestras decisiones asamblearias constituyentes, frente a los Ministerios Secretaría General de Gobierno y Presidencia; irrumpiendo en cualquier espacio en el que se pretenda crear una nueva constitución.”

 

Estos acuerdos expresan el corazón de la estrategia que se ha seguido hasta la fecha, y desde donde se está encarando la encrucijada constituyente institucional abierta por el plebiscito de abril de 2020. Algo que se ejercitó ya el 2015 durante el espurio e inconcluso proceso constituyente institucional promovido durante el mal gobierno de Bachelet. En Peñalolén y en Santiago Centro, las asambleas del MPL participaron, primero, protestando y causando un desorden en el colegio donde se realizaría la deliberación, lo que causó que la presidenta no llegará al local como estaba programado (el contra). Luego las asambleas se sumaron al debate nacional (el desde), con un documento de síntesis que el movimiento estuvo preparando y socializando en sus asambleas meses antes (el sin), cuyo titulo era “Declaración de las Bases Populares y Ciudadanas Manifestadas en la Lucha Constituyente Social

 

Actualmente, y siguiendo esta línea, MPL, FENAPO y las organizaciones que dan vida a los comunales de Igualdad, por una parte, han levantado Comandos Constituyentes en las comunas donde tienen presencia, desplegando un amplio proceso de educación popular. Por otra parte, participan en diversas asambleas territoriales y en la Coordinadora de Asambleas Territoriales (CAT); Por otra, son parte del Bloque Poblador dentro de Unidad Social, y parte de la coalición de partidos de oposición “Apruebo Chile Digno”; A su vez, participan en la coordinación de la Asamblea Constituyente Popular (ACP). Instancia, esta última, orientada a realizar un proceso constituyente por abajo, paralelo al proceso institucional. Desde la estrategia señalada, ahora el camino para los movimientos y orgas de Igualdad será participar del plebiscito aprobando y marcando AC, mientras se sigue luchando en la calle y mientras se sigue asambleando en los territorios. Lo central es la calle y el territorio, pero la institución no se puede descuidar, so pena de terminar siendo arrasados por las fuerzas del sistema.

 

Más allá de La Vía como plataforma específica, y considerando todo lo dicho, resultará muy enriquecerdor poder mirar el proceso constituyente popular-plurinacional en marcha, desde esta óptica, la que implica tres dimensiones: una temporalidad histórica larga; un fundamento y horizonte de liberación anclado en asambleas y territorios; y una lucha antisistémica con los poderes instituidos resistiendo y atacando desde los tres frentes antes indicados.

 

 


 

[1] Las palabras de Enrique Dussel caben como anillo al dedo para expresar esta situación: “Para los conservadores esta Política de la Liberación se asemejará al anarquismo; para los anarquistas al conservadurismo reformista. No es una ni otra cosa, sino, nuevamente, algo mucho más complejo y mutuamente determinante en su complementariedad dialéctica” (2009: 35)

 

[2] Espacio en donde se reunieron 200 delegados de fuerzas estudiantiles –secundarios y universitarios-, movimiento de pobladores, sindicatos de trabajadores, agrupaciones ecologistas y organizaciones indígenas, de 7 regiones del país, en un primer esfuerzo por concebir las bases mínimas necesarias para abrir un proyecto de liberación nacional. Con el tiempo, su programa fue refinándose, contemplando las dimensiones patriarcales y coloniales de la opresión. De tal manera, en la convocatoria del primer Encuentro de Las y Los que Luchan realizado el 2015 se señalaba: “La Vía somos los Movimientos Sociales y una sociedad en movimiento que camina en la construcción de un Poder Social desde abajo y la creación de una institucionalidad social revolucionaria, que supere el capitalismo y el patriarcado. La Vía cree en el carácter intercultural de la población, reconoce las identidades de los pueblos, su pertenencia a la tierra y las diferentes formas de autogestión, autoeducación y autogobierno. La Vía apoya todas las formas de lucha que permitan el cambio. “Con y sin capucha, que el pueblo mande en las calles, en las asambleas y en las urnas”.

 

[3] Al respecto se puede ver el video: https://www.youtube.com/watch?v=egJfWqkrlzk&t=31s Antes de esto el historiador había escrito un breve texto para una pequeña antología sobre la Vía, publicada por Poblar Ediciones, del MPL. Se puede descargar en https://es.scribd.com/document/76899388/La-via-Popular-y-de-Los-Pueblos-a-la-Constituyente. El “Dispositivo Histórico” apareció en el libro de Salazar: “En el nombre del poder popular constituyente (Chile, Siglo XXI)”. Lom Ediciones. 2011.

[4] La mayoría realizados sólo por militantes de la organización, otros, con intelectuales invitados, como el de marzo de 2016 junto a Sergio Grez. Cfr. https://www.youtube.com/watch?v=T2y6QqZk-Qk

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