Fake News: miente, miente, que algo queda.

Miente

Bastante se ha escrito acerca de la importancia que tuvieron las redes sociales en la campaña que llevó a Donald Trump a convertirse en presidente de EEUU. Mención especial se merece el uso brutal de las mentiras que se expandían a través de wsp. A este “genero noticioso” se le llama “fake news” y consiste básicamente en redactar mentiras en forma de noticia.

¿Cómo se llama el principal estratega que tuvo Trump detrás de esta forma de hacer campaña?: Steve Bannon, quien gracias a sus logros luego asesoró la campaña de Jair Bolsonaro en Brasil, y como si fuese causalidad, uno de los componentes más escandalosos fue precisamente el uso de wsp para difundir mentiras aberrantes sobre la vida pública y privada de su principal oponente.

Un equipo de investigadores del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) ha podido confirmar científicamente algo lamentable y de un potencial político extraordinariamente dañino: las noticias falsas se extienden mucho más rápido que las reales.

El MIT analizó 126.000 historias difundidas en Twitter entre 2006 y 2017, con más de 4.5 millones de tuits de unos 3 millones de personas y concluyó que
“La falsedad se difunde significativamente más lejos, más rápido, más profunda y más ampliamente que la verdad en todas las categorías de información, y los efectos fueron más pronunciados para noticias políticas falsas que para noticias falsas sobre terrorismo, desastres naturales, ciencia, leyendas urbanas o información financiera”.

Así entonces, cuando Daniel Matamala se pregunta “¿Por qué autoridades públicas mienten tan descaradamente?” y se responde que la razón es que da frutos, lamentablemente la ciencia le da la razón y Leonidas Romero, como Camila Flores, le llevan enorme delantera al resto de la clase política.

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