La persistencia de las lógicas de mercado en la Educación Pública

El naufragio al que el duopolio quiere llevar la educación pública de este país queda explícitamente demostrado en situaciones como las de Tomé: el servicio local “Araucanía Costa” a comienzos de este mes -y hoy aún en paro-, el Servicio Local Barrancas, donde los sueldos se vieron mermados y sin pago junto a cotizaciones y asignaciones vitales para gran cantidad de docentes y asistentes de la educación.

Esto demuestra que el sentido de la “Desmunicipalizacion” que se ha cocinado y desplegado en los gobiernos de la Nueva Mayoría y de Chile Vamos, para “asegurar” y “fortalecer” la educación pública como derecho social, no pasa de ser solo humo. Está más cercano el sueño Lavín de hacer funcionar el sistema educativo solo con un 30% de educación pública.

La realidad ha demostrado que el discurso de “fortalecer la educación pública” es un “mono de paja” frente a los pilares que sostienen la educación de mercado y que se mantiene reforma tras reforma, la figura del sostenedor –por ejemplo- o el criterio econométrico de “rentabilidad” del sistema público de educación y su funcionamiento privatizado. Estás situaciones críticas para las y los trabajadores vividas en los últimos días dan cuenta que la administración municipal en “retirada” y la nueva administración de los Servicios Locales de Educación no mejoran, ni mejorarán sustancialmente las condiciones laborales de docentes y asistentes de la educación.

Al contrario, cada vez más la precarización de las condiciones y el agobio laboral reinan con el peso de la legalidad de los 80 cuyas “reformas” han encajonado a profesoras y profesores en una carrera de “emprendimiento” individual por legítimos beneficios salariales, pues al profesorado se le congela y “golpea” el salario obscenamente en torno a asignaciones que lo distorsionan y deshumanizan mensualmente.

Sin embargo nuestra anhelada justicia salarial no es la centralidad de la lucha docente, si no asumimos que es parte de la mejora en las condiciones laborales para mejoras en el ámbito pedagógico, corremos el riesgo de ser nuestros propios sepultureros en la lógica de emprender y enfrentar individualmente las ganadas, pero también las derrotas frente a la carrera docente que ya mostró sus nuevos embates en los resultados cuestionables y con financiamiento de la última evaluación docente.

La lista de situaciones y experiencias de cómo nos sub-valora el sistema es larga y en este “continuo” el devenir no muestra nada mejor. De lo único que estamos seguros y podemos determinar es que la lucha con unidad y organización es y ha sido el único camino para conquistar nuestros derechos.

La movilización es el motor histórico del profesorado.

Daniel Otárola
Comunal Tomé del Colegio de Profesores de Chile

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