A 30 AÑOS DEL PACTO DE LA TRANSICIÓN: EL NEOLIBERALISMO NACIÓ EN CHILE, EN CHILE TIENE QUE MORIR.

Este 11 de marzo se cumplen décadas de iniciada la transición pactada por las clases dominantes y dos años de gobierno de Sebastián Piñera. Esta fecha nos encuentra con un pueblo alzado, rebelde y movilizado, dispuesto a dar inicio a una nueva transición pero esta vez hacia una forma de gobierno en la que sea protagonista.

Esa rebeldía y exigencias democráticas y de transformaciones profundas del pueblo chileno, se enfrentan a un gobierno que se aferra al Poder con represión, mentiras, migajas y engaños.

Desde el 18 de octubre y desde que el Presidente de la Republica declaró la guerra a todas las chilenas y chilenos, se han producido graves y múltiples violaciones a los Derechos Humanos que han sido constatadas por el Instituto Nacional de Derechos Humanos y por diversos organismos internacionales especializados en la materia. Solo comparable con los tiempos de la dictadura militar conducida por Augusto Pinochet, nuestro país ha ocupado enormes espacios en las agendas e informes de violaciones a los Derechos Humanos por parte de organismos internacionales como Amnistía Internacional, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH). Para estos organismos estas graves violaciones, crímenes y abusos no son hechos aislados o excesos individuales. Por el contrario, estamos frente a conductas “generalizadas” (Amnistía) o “masivas, de carácter repetitivo” (CIDH) y que “son reiteradas en el tiempo, en el espacio y con respecto a quienes son los supuestos perpetradores y las víctimas” (ACNUDH).

Todos los informes expresan especial preocupación por la perturbadora cifra de víctimas con traumas oculares, que a la fecha alcanzan las 447 víctimas de este tipo de mutilaciones, sobre los 50 muertos y más de 2.000 prisioneros políticos entre niños, niñas, adolescentes, mujeres y hombres adultos que el gobierno insiste en mantener mesclados con los reos comunes.

Hay amplia coincidencia en el tipo de acciones abusivas que comete específicamente Carabineros en situaciones de detención: 1.836 denuncias de violencia sexual y torturas al interior de Comisarías (Informe Instituto Derechos Humanos), sobre todo contra grupos históricamente discriminados: mujeres, niños y niñas y personas pertenecientes a la comunidad LGTBI.
El sentido político de la violencia.

Denunciamos que las violaciones ocurridas son parte de una práctica diseñada para desincentivar la protesta, se trata de una forma de violencia política que opera como blindaje del Capital y que se ensaña contra el pueblo pobre que se ha declarado en rebeldía. El tratamiento político y comunicacional de la revuelta intenta de manera infructuosa mantenerla en el plano del orden público, pero todo indica que el despertar del pueblo chileno trae consigo una capacidad colectiva que le permite comprender con precisión que acá lo que está en juego no será televisado.

Todo indica que asistimos a un escenario histórico en que se hace cada día más evidente el agotamiento del modelo impuesto en Dictadura y administrado en esta especie de Democracia. Nunca antes en este periodo de tiempo se había hecho tan evidente la crisis total del sistema en lo político y su modelo económico. No hay expresión de la vida cotidiana de nuestro pueblo que no se vea fracturada, frustrada o literalmente castrada. Incluso las posibilidades de desarrollarse, de mejorar la vida por la vía del endeudamiento son hoy evidentes limitaciones para alcanzar el bienestar colectivo e individual. Todo indica que el modelo ya no está en condiciones de regenerarse y la demanda colectiva de la calle solo apunta con certeza a su eliminación total. El Neoliberalismo nació en Chile, en Chile tiene que morir.

La estabilidad política es la ficción más grande de estos tiempos, descansa en el poder de fuego de la alta burguesía y su control de los medios de comunicación, su control del Estado y la política institucional y de palacio. Pese a su apariencia indestructible, ha sido la acción colectiva, la desobediencia y la capacidad de lucha de nuestro pueblo lo que ha puesto en evidencia el agotamiento del modelo y lo precaria que era la paz social que vendían por el mundo como producto natural del neoliberalismo.

A cinco meses de iniciado el estallido social, a dos años de gobierno de Piñera y a tres décadas de iniciado el pacto social y político que dio inicio al duopolio en Chile, asistimos a un escenario en que la palabra la tienen las y los populares, ese pueblo digno y en rebeldía que entrega todos los días la inequívoca señal de que la lucha no cesará hasta que haya algo decente que celebrar.

PARTIDO IGUALDAD
11 de marzo de 2020

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