En una reciente carta, el presidente de Empresas CMPC, Luis Felipe Gazitúa, expresó su preocupación por el futuro económico del negocio forestal en Chile. Su tono era de exigir mayor apoyo del Estado ante una supuesta crisis que vive el sector forestal.
Por: Nicolás Salazar Maleras – https://resumen.cl
Rápidamente, el presidente de la CORMA Juan José Ugarte, en una jugada comunicacional coordinada, expresó a todos los medios de Comunicación que «La industria forestal en Chile se declara en crisis». El Mercurio, Canal 13 y otros medios repitieron sin cuestionar la información.
¿Cómo es posible que hablen de una crisis en el sector forestal? En la última década, CMPC ha roto varios récord de ganancias. En 2018, los medios publicaron que CMPC había triplicado sus ganancias respecto a años anteriores. Mientras que en 2022 la empresa facturó las mayores utilidades en su historia, según Diario Financiero. El holding del grupo Matte registró ganancias por US$ 1.005 millones de dólares en 2022
¿De qué problema están hablando? En 2022 Forestal Arauco, propiedad del grupo Angelini (el otro gigante forestal en Chile) inauguró MAPA, una de las plantas de celulosa más grandes del mundo en la Provincia de Arauco. Actualmente, el grupo Angelini está presionando para abrir otra industria de celulosa aún más grande en el sur de Brasil, que contaminaría el río Sucuriú.
En las últimas décadas, de la mano de sus certificaciones internacionales (FSC), Empresas Arauco y CMPC se han expandido a Argentina, Uruguay, Brasil, Paraguay, Estados Unidos; y han abierto oficinas comerciales en Europa y todo el mundo. ¿Cuál es la crisis que ven los grandes empresarios?
Según el presidente de empresas CMPC, falta acción del Estado a favor de la industria forestal. Pero debemos recordar que durante aproximadamente 50 años recibieron subvención para plantar sus pinos y eucaliptos con la plata de todos los chilenos/as por medio del Decreto Ley 701 que bonificaba sus plantaciones.
En plena dictadura el Estado les vendió a “precio de huevo” miles de hectáreas e industrias de celulosa que hoy son su gran negocio. El yerno de Pinochet, Julio Ponce Lerou, de profesión ingeniero forestal, les abrió todas las puertas posibles. Todos los gobiernos democráticos posteriores han tenido una actitud similar.
El presidente de CMPC expresó en su carta una supuesta preocupación por los pequeños y medianos propietarios forestales, y los trabajadores del rubro. Sin embargo, en todo este periodo de expansión forestal tras las privatizaciones en dictadura, los distintos sectores de la industria se han caracterizado por una fuerte precarización, tercerización, alta accidentabilidad laboral, bajos salarios y frecuentes abusos laborales.
Junto a esto, cabe recordar que en 1973 empresas CMPC participó en el homicidio de 19 obreros forestales y campesinos en Laja y San Rosendo. ¿Realmente le interesan los trabajadores forestales a una empresa con la historia de CMPC? ¿Cuándo CMPC hará una autocrítica por alguno de sus actos?
Otro argumento que están planteando para su supuesta crisis son los incendios forestales. Su estrategia consiste en ponerse como víctimas. Sin embargo, siempre omiten su responsabilidad al mantener enormes áreas de combustible forestal. Estudios científicos en Chile y otras regiones del mundo han demostrado que los monocultivos forestales de grandes extensiones y homogéneos son uno de los principales factores para la propagación de grandes incendios forestales.
Resulta vergonzoso su papel de víctimas ante los incendios, cuando han sido ellos quienes se han opuesto en numerosas ocasiones a legislar la industria forestal y crear una ley de incendios. Una ley moderna que pueda enfrentar el actual escenario devastador de los megaincendios en Chile.
Ni hablar tampoco de someter a las plantaciones a evaluaciones de impacto ambiental, que por su extensión y masividad deberían estar catalogadas como megaproyectos y ser evaluados como tales. No, ellos consideran esto (muy convenientemente) bajo el concepto simplón de «permisología» como le han denominado en los círculos de poder empresarial y político.
Ugarte y Gazitúa también se quejan de la mala imagen que se está difundiendo de las empresas forestales. Pero nunca se preguntan el “por qué” de esta mala fama. Siempre dicen que las criticas a la industria forestal son «injustas», son “mitos” o son “infundadas”. Ellos nunca tienen la responsabilidad de nada.
¿Será que la mala imagen de las grandes empresas forestales es porque reemplazaron gran parte del bosque nativo, favoreciendo la disminución de la biodiversidad y la erosión del suelo con sus sucesivas talas rasas, derivando en la disminución del agua en grandes y pequeñas cuencas hidrográficas? ¿Será porque incrementan la pobreza rural, favorecen la expansión de incendios forestales, inciden en la pérdida de la diversidad cultural y económica, y mantienen el conflicto por la propiedad de la tierra y el agua?.
Señores Ugarte y Gazitúa, no solo han ganado millones de dólares estos 50 años, también se han ganado muy mala fama entre la población. ¿Cuándo dejarán de mirar para el lado y harán alguna autocrítica?
Otro de los argumentos-víctima de CORMA, CMPC y Arauco, son la inseguridad que viven las faenas forestales ante usurpaciones y violencia rural. Frente a este punto hay que mencionar que muchos de sus predios forestales están protegidos por carabineros y la policía de investigaciones, y además por quienes siempre quisieron: el Ejército de Chile (por los Estados de Excepción de Piñera y Boric).
Además, fue aprobada la ley de usurpaciones que tanto deseaban, la cual castiga con duras penas a quienes ocupen predios forestales, incluso como solución habitacional ante la crisis de vivienda que vive el país.
Una ley de usurpaciones para proteger sus propiedades forestales. Muchos de estos fundos y terrenos fueron usurpadas a familias campesinas y mapuche en plena dictadura.
También fue encarcelada toda la cúpula de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM), y el gobierno sigue intentando encarcelar a otras organizaciones como Weichan Aukan Mapu y la Resistencia Lavkenche.
La pregunta es ¿Qué más quieren?; ¿Que venga el ejército de Estados Unidos a proteger sus predios?; ¿Más leyes represivas contra el pueblo chileno y mapuche?; ¿No les basta con un gobierno tan sumiso y obediente como el de Boric?; ¿Acaso añoran a otro Pinochet?.
¿Cuándo llegará el momento de la autocrítica de las grandes empresas forestales? O siempre escucharemos los bombos y platillos de los beneficios de la industria forestal a Chile; y luego el lloriqueo de que no tienen lo suficiente, de que el Estado debería hacer más. Siempre víctimas de los incendios, los atentados y las usurpaciones de terreno.
¿De verdad están en crisis? O simplemente están frustrados porque en 2023 no lograron otro récord de ganancias como estaban acostumbrados durante la última década. ¿Es acaso una rabieta del niño mimado que siempre obtiene todo lo que quiere?; ¿Y si no obtengo lo que quiero culpó al resto?; ¿le pido al Estado que me ayude más?; ¿No son suficientes para satisfacer su ambición los millones de dólares que están ganando todos los años?
Señor Ugarte y Gazitúa, muchos queremos preguntarles ¿Cuándo acabarán con su lloriqueo, el quejarse de lleno, y por fin se secarán las lágrimas de cocodrilo? Después de 50 años de ganancias sobre ganancias y de llenarse los bolsillos a costa de la explotación de nuestras regiones del centro sur de Chile, ¿Cuándo vendrá la autocrítica?.
Leave a Reply
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.