Hay que hacerse cargo de estas horas, de estos días grises y especialmente hay que hacerse cargo de los años que vienen. Mañana vuelven a las portadas y los programas de televisión las alimañas de la derecha que se escondieron estos meses de campaña para no hacer evidente que eran los articuladores del rechazo, los mismos que defendieron siempre la constitución de Pinochet y su modelo económico.
Pese al esfuerzo, no pudimos contra la maquinaria inmensa de mentiras con las que bombardearon todos los días desde la campaña previa al plebiscito de entrada. Fueron moldeando un estado de ánimo adverso a la convención y cuando la propuesta estuvo lista, y pese a la evidencia de sus artículos, no frenaron ese ímpetu despreciable de manipular y tergiversar. Ocuparon los prejuicios instalados por largo años en el pueblo y los usaron contra el pueblo.
Muchos sectores del pueblo vieron este plebiscito como una evaluación de un gobierno tibio y sin vocación popular, que desde el primer día le dio la espalda al pueblo trabajador. Y así muchos votaron contra el gobierno.
Hoy, en el corazón de las poblaciones más golpeadas por la desigualdad, desde las comunidades destruidas por el modelo, votaron como en Vitacura y en la práctica defendieron privilegios que nunca verán. Tenemos que hacernos cargo de eso, pero quienes votaron también, porque votaron contra la única posibilidad real en 30 años de tener derechos, como trabajadores, como pobladores y como mujeres, es decir que votaron contra ellos mismos. Se abre un proceso doloroso de restauración conservadora que intentará pone fin al proceso de transformación que abrió la revuelta del 18 de octubre. La derecha aprovechará esto. El modelo ganó tiempo. Pero la derecha no tiene proyecto de país y sólo buscará mantener los privilegios de los poderosos.
El pueblo todo, independientemente de cómo votó, seguirá marginando y humillado. La crisis política abierta en Chile hace años, que tuvo su expresión más palpable en la rebelión popular de octubre de 2019, seguirá abierta.
Será tarea de las fuerzas anticapitalistas y los movimientos sociales elevar los niveles de lucha y convencer pacientemente al pueblo, que hoy votó junto a los poderosos, que otro Chile es posible y necesario. La tarea de conquistar un gobierno popular sigue pendiente.
La lucha sigue.
“Domingo 4 de septiembre, a pocas horas de conocerse los resultados del plebiscito”
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