Sería un simplismo imperdonable establecer que todos los inmigrantes venezolanos que se han radicado en Chile vienen de una mista historia, piensan lo mismo y han logrado insertarse de la misma manera. De lejos, muchas veces, el bosque parece una masa verde y uniforme, de cerca deja de serlo.
Este análisis parte de una base concreta y tiene que ver con la inversión económica y política que la derecha que representa Piñera ha hecho en el “tema venezolano”. Es así, la deportación “humanitaria” de miles de haitianos y las enormes ventajas para la llegada de venezolanos, en apariencia con un perfil político definido y claramente como nicho electoral de la derecha, se ha hecho con los recursos del Estado y teóricamente aseguraría que sus votos, que ya podrán expresar masivamente desde el 2020, vayan a candidaturas de la coalición piñerista de “Chile Vamos”.
El relato es bueno, digerible y se acompaña con las frases que hemos visto en innumerables videos en que venezolanos residentes en Chile le dan las gracias a Piñera por la visa de responsabilidad democrática, por ejemplo, pero en esta historia aparecen las fracturas y las contradicciones de una derecha que tiene tantas lecturas como las tiene la izquierda: siempre hay quienes quieren hablar en nombre de ella y quienes quieren correr el cerco más allá.
Debe ser de sumo complejo para la comunidad venezolana residente en Chile que desde la derecha que reivindica el proyecto pinochetista surjan voces tan contradictorias: rechazan la migración, promueven el odio a los inmigrantes y al mismo tiempo no tienen pudores, como José Antonio Kast, en hacer llamados por redes sociales a venezolanos que odien a Maduro para luchar desde Chile (y desde su partido, lógicamente) contra la “dictadura” instalada en su país. Esto es una relación enferma en que te golpean a la vez que te hacen cariño.
A José Antonio Kast se le suma Gaspar Rivas, ambos ex diputados, como parte de la exótica fauna criolla que se agrupa en torno a las banderas de la ultraderecha para cobrar su parte de la torta electoral que representa la comunidad venezolana en Chile. Para ellos, Piñera es amarillo, oportunista e incluso de “izquierda”.
La comunidad venezolana tiene harto que pensar y desde la izquierda les invitamos a que en verdad lo hagan, llegaron al paraíso del neoliberalismo y lo están probando día a día y ese gustito a injusticia que les queda en el paladar les hace dudar acerca de la decisión que tomaron, no todos, está claro, son muchos los que se vinieron con capitales jugosos, instalaron todo tipo de negocios y se sienten acá tan económicamente cómodos como en Venezuela, pero existen muchos, muchísimo que llegaron a Chile luego de un periplo infinito en bus, casi sin dinero, que están partiendo de cero, esos son los que deben replantearse todo: ¿van a votar acá por esa derecha que permite un país en que la salud y la educación de altísima calidad es absolutamente privativa para quienes solo tienen los recursos económicos para pagarla?.
Muchos están tratando de entender cómo funciona este país delirante, de vitrinas preciosas y vidas pagadas en cuotas hasta el final de los tiempos.
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