Interrumpe el sistema

Para controlar las riquezas materiales que produce la explotación a gran escala de la mar, se necesita no solo comprar legisladores, alimentarlos y consentirlos económicamente, se requiere también la amplia complicidad de la población. La cosa es perfecta en la medida que la cadena que reproduce el sistema no se vea interrumpida: A Usted le presentaron una campaña electoral formidable en términos del despliegue territorial, lo bonito que sea veía el candidato o la candidata, harta publicidad en redes sociales. Todos y todas siempre se ven bien sonrientes y tienen cara de ser gente honesta que busca oportunidades para el desarrollo del país.

Esas campañas las financian de manera importante las empresas para las cuales luego esos candidatos y candidatas, una vez electos, legislan. Si, Usted y su voto (o la ausencia de su voto) permiten que esto que llamamos Democracia no sea otra cosa que una forma completamente institucionalizada para torcer los intereses de los sectores populares. Ejemplos hay montones, pero acá presentamos dos hechos vinculados a la privatización de la mar que tuvieron lugar este reciente fin de semana.

El viernes asistimos a la audiencia que enfrentó a Sernapesca con un pescador artesanal de Bocal del Maipo de 31 años en la quinta región, acusado estúpidamente de dañar el fondo marino por usa una malla que la autoridad mañosamente interpretó como pesca de arrastre. Si, un hombre, en una pequeña embarcación, acusado de dañar el fondo marino con una malla que al momento de ser decomisada tenía –literalmente- UNA JAIVA.

Ese acontecimiento se registró –curiosamente- en el mes de noviembre año 2017, mismo mes en que al sur del país, violando el convenio 169 de la OIT, personal militar, con armamento de fuego, acompañó la incautación de peces al lonko mapuche-huichille Heriberto Teuquil, en Puerto Montt.

En ambos casos, se trata de formas de pesca milenarias, es decir formas de ganarse la vida en la mar que se practican en las costas desde varios cientos de años antes que el primer habitante europeo pusiera un pie en este continente. Pasado todo ese largo tiempo, en la República Neoliberal de Chile, se promulga una ley de pesca –coimeada en todas sus etapas, cuestión además absolutamente ya demostrada judicialmente- que persigue, castiga y le ata las manos a miles de hombres y mujeres que han vivido de pescar tal y como lo hicieron antes varias generaciones en sus familias.

El problema para todos es que, además, esa ley existe porque llegaron al congreso y a La Moneda quienes aman el mercado sobre la Patria, y si llegaron al congreso y a La Moneda –esta vez- no lo hicieron por la vía de las armas.

La cosa es perfecta –para los ricos- en la medida que la cadena que reproduce el sistema no se vea interrumpida. Interrumpir las vías políticas de alimentación que reproducen su sistema es una tarea militante: de agitación, de construcción y propuesta. Una batalla constante para que las mayorías tomen conciencia de que lo son.

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