La reaparición de Longueira -campante y canchero- entendemos ahora no era otra cosa que el inmundo anuncio que terminó por oficializar el SII. El servicio –han dicho- decidió optar por la “vía pecuniaria” para cerrar los casos que vienen sacudiendo la política chilena en los últimos dos años. Esta vía pecuniaria consiste en desechar la vía legal, penal, esa que desde el sentido común de la gente habría sido no solo necesaria, digamos también de urgente resolución ética.
Desde las platas irregulares para la precampaña presidencial de la propia Bachelet hasta el financiamiento también irregular de Pablo Zalaquett, ex alcalde de Santiago, candidatos presidenciales, diputados, senadores, alcaldes o concejales siempre de la Nueva Mayoría y Chile Vamos, vieron expuestos sus vínculos con distintas empresas para el financiamiento irregular de sus campañas.
En un corto periodo de tiempo todos las banderas acerca de la corrupción que levantamos las fuerzas políticas fuera del duopolio terminaron siendo ciertas: si gobernaban y legislaban para los ricos es porque eran los ricos quienes financiaban sus carreras políticas, por eso no tenían empacho alguno en castigar a los de abajo mientras cenaban con los de arriba y en el café terminaban redactando las leyes para sus financistas.
El SII le ha puesto la lápida a los casos de corrupción sistemática más importantes en la historia política de Chile, nunca antes, en ningún período, tanto político de todos los colores y de todos los sectores tuvieron que desfilar por los pasillos de la Justicia para rendir cuentas por el financiamiento ilegal de sus campañas. Un rubor apenas, es cierto, algunos alcanzaron a ponerse un poquito colorados, pero qué importa si al final de cada mes en sus gorditas billeteras pueden lucir los sueldos millonarios que debemos financiar todos nosotros.
El momento que eligieron para el cierre es perfecto, si bien el fiscal nacional había previsto que esto sucediera en noviembre, siendo tema obligado de campaña la cuestión de la corrupción, el director del SII le ha dado una manito formidable a los amiguitos del duopolio.
La gente, cuando tenga que ir a votar en unos meses más ya habrá olvidado parte importante de todo esto. La gente dirá que “vota por personas, no por partidos” como si esas “personas” al momento de legislar dijesen “hago leyes para las personas, no para las empresas”.
Ahí usted verá.
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