Lagos, regalón del Capital

Con Ricardo Lagos Escobar llegaron esos tiempos en que disfrazados de izquierda, líderes políticos podían gobernar con la derecha económica más conservadora y golpista. No hay mejor ejemplo de ese progresismo neoliberal que todo el legado político y económico de Lagos, creador del CAE que ha significado el traspaso de miles de millones de pesos a la banca privada; ideólogo de las concesiones de carreteras que hasta el día de hoy nos sigue escandalizando con la letra chica de los contratos que dejaron a millones de usuarios a merced de las empresas. Lagos, el que soñó incluso con la concesión de los hospitales públicos y que le dio el tiro de gracia a algunas de las últimas empresas del Estado, ENDESA y EMOS entre ellas.

Toda  la concepción política de Lagos tiene como columna vertebral la idea de alcanzar el desarrollo económico por la vía de la extinción del Estado y el traspaso de riquezas y derechos sociales al mercado. No hay más que eso en su legado y es eso lo que lo transforma en un símbolo que los grandes capitales del mundo tienen para mostrarle al resto de los gobernantes del mundo.

Las empresas españolas han disfrutado de un trato privilegiado en Chile, quizá más que en ningún otro país, y hoy manejan sectores estratégicos para nuestra economía desde la minería, las carreteras, las comunicaciones, las cárceles, el sistema financiero y la generación de energía, en concreto, grandes decisiones sobre el desarrollo económico del país se toman hoy a varios miles de kilómetros del Palacio de La Moneda.

En el desarrollo de su mandato, fue Hernán Somerville, entonces presidente de la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC), quién expresó mejor que nadie el papel de Lagos: “Mis empresarios, todos los aman”.

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