El periodo político y social actual tiene una característica central y preocupante: la ausencia de protagonismo político del pueblo trabajador. Esto, en momentos donde las pocas esperanzas que entregaba el gobierno progresista de Boric se disipan, mostrando con mayor claridad sus limitaciones y su opción por gobernar en consenso con los ricos y poderosos de siempre.
De esta manera, las organizaciones de la izquierda popular y revolucionaria tienen como tarea urgente y central la construcción de la más amplia unidad, que permita levantar la fuerza de las y los trabajadores, esa que se construye cotidianamente en la lucha organizada por la conquista de mejores condiciones de vida y trabajo.
En el actual momento político, nos convocan 3 luchas centrales, en torno a las cuales podemos levantar la fuerza y recuperar el protagonismo popular.
En primer lugar, la Convención Constitucional ha avanzado decididamente en la consagración de derechos sociales, destacadamente, en materia laboral. El borrador de la nueva Carta Magna reconoce el derecho a huelga y la posibilidad de negociación ramal, elementos que debemos defender, pues nos propician un mejor escenario de lucha para avanzar en más conquistas para la clase trabajadora que somos. Asimismo, el reconocimiento del derecho a la vivienda, a seguridad social, los avances en materia de salud y educación pública son elementos suficientes para desplegar nuestras fuerzas para apoyar el “apruebo” de la nueva Constitución.
Si bien somos conscientes de que este documento no resolverá de forma inmediata los angustiantes problemas cotidianos, lo reconocemos como un paso importante para la lucha, ya que nos permitirá exigir al Estado nuestros derechos sociales fundamentales.
Por otra parte, como pueblo trabajador nos enfrentamos al alza brutal de los precios de los productos de la canasta básica, que hace cada vez más difícil la subsistencia cotidiana, lo que, sumado a la alta especulación inmobiliaria, la falta de una política habitacional integral y el inalcanzable precio de los arriendos genera enorme malestar y una crisis social inminente.
Frente a estos dramas que vive el pueblo, el gobierno solo ha anunciado un programa de ayudas parche, que son las mismas cantinelas que hemos conocido los últimos 30 años, bajo las administraciones de la derecha y la ex Concertación. El aumento del salario mínimo anunciado, que se pactó con la CUT, apenas recupera el poder adquisitivo perdido por la inflación, pero continúa siendo un salario de pobreza.
Es de suma urgencia movilizarnos contra este modelo económico y sus persistentes ciclos de alzas de precios, que – como es de esperar – golpean únicamente a la clase trabajadora, mientras los ricos siguen disfrutando de su lugar de privilegios. Es importante, entonces, demandar políticas salariales justas, con incrementos que vayan más allá de las migajas que nos suelen dar las alzas del sueldo mínimo. También es preciso exigir un modelo de desarrollo productivo que garantice el acceso a la vivienda digna y a la canasta básica, en el marco de una soberanía alimentaria, de manera que nuestros derechos no dependan de los vaivenes del mercado.
Por último, la lucha por conquistar la jornada de 40 horas debe seguir siendo central. No podemos continuar entregando nuestro tiempo a los grandes capitalistas, que solo se enriquecen con nuestro trabajo. Su conquista, implicará una mejora importante de nuestra calidad de vida, de la de nuestras familias, de nuestra salud mental, del derecho ocio, de poder destinar más horas al trabajo doméstico y de cuidado y a la necesaria actividad política y social de los y las trabajadoras.
Movimiento Dignidad Popular
Tejer
Frente Allendista
Movimiento Acción Popular
Somos
Partido Igualdad
¡Seguimos en Lucha!
Por la Nueva Constitución, por el fin a las alzas y por la jornada de 40 horas.
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