Sostenemos que el proceso revolucionario chileno se desarrollará en un proceso de aproximaciones sucesivas que se dará en una combinación de triunfos electorales, de revueltas locales, avances, retrocesos y resistencias.
Los elementos generales que enmarcan el proceso de lucha anticapitalista y por el socialismo en Chile son los siguientes:
- i) La burguesía, como lo hemos visto en Chile y el mundo, no se quedará con los brazos cruzados si pierde el gobierno. Resistirá e intentará organizar la derrota de cualquier gobierno popular.
- ii) La construcción del socialismo en un solo país no es posible. Por tanto, el programa y las tareas anticapitalistas serán un proceso complejo, no estable, contradictorio, de avance en aproximaciones sucesivas, las que serán fortalecidas y/o debilitadas por el proceso de luchas anticapitalistas a nivel mundial.
iii) En Chile, existe un amplio sector de clases medias que, si bien un gran sector de ellas están en un proceso de pauperización constante, también es cierto que vacilarán permanentemente entre la promesa ascensional de la burguesía, y el miedo al poder popular y a los trabajadores más precarizados en su lucha radical contra el capitalismo.
- iv) La disposición a la alternancia en el gobierno es una condición de legitimidad de los gobiernos populares y las fuerzas transformadoras.
- v) El Estado chileno ha logrado instalarse profundamente en el territorio nacional, social y cultural, y ha construido durante años una capacidad de control, represión y domesticación clientelar de amplios sectores populares.
En el escenario anterior, un programa de acción revolucionario con perspectiva socialista, sólo puede tener su base de apoyo en la construcción y consolidación permanentemente de espacios de participación y poder popular que permitan ser un bastión permanente del pueblo contra la burguesía. El poder estatal siempre será esquivo para la clase trabajadora, por ello la lucha del pueblo chileno por el socialismo se desarrollará en escenarios de lucha que se darán desde el Estado, contra el Estado y sin el Estado.
Por ello, construir bases de poder desde la sociedad, debiera ser el eje principal de la elaboración de un programa de acción de las fuerza anticapitalistas.
En este sentido, se hace necesario que los bastiones y/o instituciones de poder popular se deben crear en todos los frentes de lucha en que el pueblo luche por sus derechos y se enfrente contra los ricos y poderosos.
Los ejes del proceso de construcción de fuerza en cada uno de estos 3 escenarios o frentes de lucha (esto es desde el Estado, contra el Estado y sin el Estado) debieran ser, a los menos, los siguientes:
- Sumar: o sea, conquistar mayorías nacionales, construir la unidad y fuerza propia del pueblo, los trabajadores en alianza con las clases medias.
- Empujar: o sea, hacer retroceder el poder de la burguesía en lo económico, político, militar y cultural en la sociedad.
- Consolidar: o sea, construir y estabilizar los bastiones del pueblo en los tres frentes en que se desarrolla esta lucha, ya sea en el Estado, contra el Estado y sin el Estado.
Ahora bien ¿Cómo se aterrizan a un programa de acción los puntos señalados anteriormente?
Creemos que en las siguientes medidas debieran ser básicas en un programa de acción de las fuerzas revolucionarias:
1.- El pueblo y las y los trabajadores deben construir expresiones políticas y partidos propios, con un claro programa anticapitalista y un programa de acción que tenga como eje la construcción del poder popular. Construir expresiones políticas eclécticas, sin una línea política clara y coherente, sólo llevará al empantanamiento de la acción y a la inoperancia política, en momentos donde justamente lo que se requiere es claridad política y un plan de acción claro y preciso.
2.- Con un programa de acción que no debe caer ni en el electoralismo ni en el parlamentarismo. Es fundamental que se entienda que los cambios de fondo en la sociedad chilena no vendrán desde este Estado. La participación electoral y la búsqueda de cargos de representación en este Estado son solo parte de un proceso de construcción y acumulación de fuerzas global en la sociedad.
3.- Desarrollar e implementar el proceso de unidad y alianzas entre las fuerzas revolucionarias y anticapitalistas con las fuerzas reformistas consecuentes, esto es, con fuerzas que estén dispuestas a llevar el programa antineoliberal hasta el final y no negociarlo con la burguesía. En países con una clase media importante en magnitud, las clases trabajadoras y populares no pueden conquistar el poder político por si solas, están obligadas recurrir a alianzas con las expresiones políticas progresistas de las clases medias.
4.- La eventual conquista del gobierno no se debe ver como un fin o un cierre de un proceso de lucha, sino como el inicio, desde una nueva trinchera conquistada, de un nuevo periodo de ascenso de la lucha del pueblo. Por ello, un eventual gobierno antineoliberal no debe frenar el desarrollo de las luchas del pueblo, las que se darán de forma natural en un país como el nuestro, con niveles enormes de tasas de explotación de los trabajadores, sino impulsarlo y garantizar su extensión, desarrollo y consolidación.
5.- Las áreas inmediatas en un eventual gobierno antineoliberal y transformador, deberán ser terminar con el poder de chantaje económico y de inversión de la fuerzas capitalistas y llegar en el más breve plazo posible a construir un poder inversor no capitalista como eje de la productividad del país, basado en un Estado democratizado y en unidades productivas no capitalistas. La democratización y reforma profunda a las fuerzas armadas terminando con la estructura de castas en su interior. La transformación del Estado actual en un Estado radicalmente democratizador y profundamente participativo, cada vez más diluido y permeado por la sociedad democráticamente organizada. Impulsar el poder obrero dentro de las fábricas y empresas, conquistar la democracia de los trabajadores, productores, consumidores y de las comunidades en todo el proceso productivo. Construir la unidad y fuerza de los movimientos sociales y los trabajadores entregándole poder real a sus organizaciones naturales.
Creemos que solo un programa de acción que se base en los elementos señalados anteriormente, tiene las posibilidades de triunfar sobre el neoliberalismo, poner bajo control a la burguesía golpista, abrir un camino a las transformaciones anticapitalistas, construir las primeras bases del socialismo democrático chileno, y llevar a los pueblos y trabajadores de Chile a conquistar sus derechos.
Con este texto queremos abrir un debate necesario sobre estos temas entre las fuerzas populares y anticapitalistas chilenas.
Iván Carrasco
Miembro de la comisión política del partido Igualdad, representante de este partido en la Mesa Nacional del Frente Amplio.
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