Privatización del agua: el reparto final

La derecha chilena, tan sin patria y que asume de manera tan devota todo lo que signifique mercado, ha dado cátedra mundial por su sobreideologizada manera de conducir la economía del país. Hoy hablamos del agua y de Chile como el único país del mundo en que este elemento vital se encuentra privatizado.

Ayer Juan Andrés Fontaine, ministro de Obras Públicas, anunció que el gobierno introducirá modificaciones a la reforma al Código de Aguas que dejó Bachelet. Viene este gobierno a plantear la entrega a perpetuidad de los derechos de agua. Este anuncio causó ayer y hoy mucho revuelo político, pero entre las y los defensores del agua como derecho humano la verdad es que la palabra “sorpresa” no alcanzaba a asomar, ¿por qué?, pues porque la reforma de Bachelet -como todas sus reformas- no fueron a la médula de la injusticia y en el caso del agua no tocó el 90% de los derechos de agua en la práctica ya perpetuos. Si, en Chile ya el 90% del agua está privatizada y lo que busca este gobierno es algo así como el remate final. No más que eso.

Lo que Chile necesita es una Ley de Popular de Aguas que permita devolverle a las comunidades y territorios el acceso igualitario. lo que Chile necesita es que se penalice el robo de las aguas que practican hoy las empresas de la agroindustria. Lo que Chile necesita es que se garantice constitucionalmente que el agua no es un bien de mercado sino un derecho humano fundamental.

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